domingo, 6 de febrero de 2011

Esto si que es amor de hermano...

Caratula del disco original.

  • Escrito en Marzo 9, 2009
En aquellos tiempos mozos de los años 70-80 viví mi adolescencia. Para situarlos les diré que vivía en una casa en la pre-cordillera, a una hora aproximadamente de cualquier cosa que pudiera hacer ruido, bastante lejos para juntarte con amigas y pasar el rato. En ese tiempo y dadas estas circunstancias, si había alguna fiesta adolescente y quería ir, tenía que ver la forma de quedarme en casa de alguna amiga a dormir o bien ir acompañada de mis hermanos mayores que siempre conseguían alguien con coche que los trasladara.

Tenía yo más o menos quince años cuando mi hermano mayor me dijo que estaba invitada a una de sus fiestas, celebraban la llegada de un "gringo" (así llamamos en Sudamérica a los norteamericanos) que venía por estos intercambios estudiantiles que se daban muy a menudo. Yo estaba feliz, ¡mi hermano mayor quería que fuera con él!, me sentía dichosa de poder compartir con él y sus compañeros.
Nos fuimos en coche hasta un lugar del barrio alto de Santiago llamado "Lo Curro", un sector como dirían acá en España.....muy pijo, de alto standing, de gente rica. La casa era suntuosa, enorme, un salón en varios niveles con ventanales colosales que ofrecían una vista fenomenal de la nocturna capital. Casi no había iluminación en el interior, la casa estaba llena de chicos y chicas, de humo que subía formando siluetas casi al compás de la música. Mi hermano se me acerca y me dice al oído: "Te voy a presentar al gringo y quiero que seas simpática con él, que bailes y no te separes de él ni un instante..., si no me haces caso no te traeré nunca más a mis fiestas". ¡Vaya plan!
Unos momentos después estaba frente al mentado gringo, un rubio de ojos azules, desabrido y desaliñado, en nada parecido a Brad Pitt, dos metros casi de huesos y pellejo, o al menos así me pareció porque yo le llegaba un poco más arriba del ombligo, creo que se llamaba Ryan si la memoria no me falla. Inmediatamente después de conocerme me invitó a bailar...eso era casi un chiste, el gringo se curvaba casi como un caracol para abarcarme con sus brazos y me decía frases en inglés que se perdían con el ruido de la música y que yo sólo contestaba con risitas nerviosas. Creo que fue la fiesta más larga de toda mi vida, o al menos así me lo pareció por lo incómoda que me sentía.

Por fin llegó el momento de irnos...,¡Que alivio! El gringo se acerca a mi hermano, le entrega un disco y le dice (eso sí que lo entendí) que si le conseguía otra cita le daría otro más..., mi querido hermano había trucado un disco por mi compañía.
¡¡¡¡¡¡ No lo podía creer!!!!!.
Mi noche de desespero en brazos del gringo se transformó en "American Pie" de Don McLean en nuestra casa, que por cierto también me la bailé succionada por el gringo como un pulpo y en cámara lenta con lo larga que es..., nunca más la olvidaré.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Gracias por dejarme tu opinión... besos.