domingo, 4 de diciembre de 2011

"A IZAN" de Teo Revilla Bravo

Ízan, obra deTeo Revilla Bravo basado en una de mis fotografías.

A ÍZAN.


                       I.

Qué diablo virulento frenó la lozanía
de tu cuerpo, los bellos destellos
de tus labios, las alondras volátiles
de tu rostro de niño festivo y feliz.
Qué diablo trancó puertas y ventanas
a los juegos hermosos, a los impulsos,
expresivos, a las risas, al suspiro
inocente, bloqueó sentidos e instaló
fuertes inquietudes y dolencias.
Desasosiegos que han surgido de súbito
como anómalas cataratas de colosales
despropósitos dislocadas como excesivos
cataclismos naturales, situándonos
al borde comprometido e incierto
de un tenebroso abismo a evitar...

Quiero regalarle en esta intranquila
tarde otoñal, una música especial
repleta de prodigiosos paisajes
a tus ojos que crecen y crecen
y se abren, germinando semillas,
sembrando y expandiendo flores,
regalando sonrisas, lanzando
relámpagos portentosos, ampliando
espacios, proyectando esparcimientos,
acumulando sueños y más sueños,
en destemplado e incomprensible trance.

Música desprendida de los bordes
de una lágrima, tu lágrima, mi lágrima,
nuestra familiar y silenciosa lágrima
que resbala como magnetismo febril.
Inquietud imprecisa que se descuelga
directamente de los anchos cielos
para caer al fondo sublime de la tierra;
esa tierra que te florece y te crece,
jardín de donde emergerás seguro,
bello, saneado, radiante y activo,
para la unión con la luz que irradian
los soles cálidos de la templanza.


Amor niño, amor hijo,
amor ternura desbordada.
Joven ave herida gravitada  
de presagios, de febriles incógnitas
que han de transformarse,
con el inicio de los grandes vuelos,
en dones benefactores.

Música convertida en olas,
olas convertidas en nubes,
nubes rebosantes de humedad,
lluvias que forman manantiales
ríos, meandros, lagos, mares
transparentes de algazaras
que se abren y se esparcen
tras un misterio de irresueltas
travesías. Diminuta y ligera barca
que hoy navega enfrentada
a tormentas y ciclones desmedidos,
que han de dar paso a un tiempo
despejado luminoso y prometedor,
donde lucirás sentirás y crecerás
resueltamente feliz, rebasando
en plenitud toda una vida…

Objetivo: acariciar las estrellas… 




Otoño del 2011.
​Teo Revilla Bravo.