jueves, 17 de febrero de 2011

Entrando en el mundo del naif


Florada no campo - 50x60
Malu Delibo

 
Quería hoy comentar sobre el arte naif, que si bien es un estilo que se puede encontrar en cualquier parte del mundo, está instaurado como algo muy típico y casi tradicional en el pueblo haitiano, croata y brasileño, aunque obviamente podemos también encontrar grandes exponentes de este arte en Argentina (Cándido López), en Estados Unidos (Grandma Moses), en Inglaterra (Alfred Wallis) o Lilian Walton (Chile).
 
Mis inicios en la pintura fueron naif, me gustaba la ingenuidad de sus imágenes, esos mundos de colores y detalles, que en ocasiones parecen muy fáciles de hacer pero tienen mucha más dificultad de lo que parece. Su temática casi siempre está relacionada con la vida campesina, la vida familiar, las costumbres, las tradiciones y la religión, representados siempre con gran imaginación y vivacidad. Es por ello que suele pensarse en estas obras para decorar habitaciones de niños pero en general son muy apropiadas para alegrar cualquier espacio, generan una sensación de dulzura y delicadeza incomparables, si bien también existen temáticas más duras utilizando esta técnica que muchos suelen decir que parecen pintadas por niños, quizás por la inocencia que transmiten o porque las imágenes no siempre llevan los detalles de facciones en los personajes pero sí en prácticamente todo su entorno.
 
Una galería que presentaba una muestra de arte naif inauguraba la muestra con esta frase:
“Aunque parezca mentira que el mundo de hoy pueda parecerle edulcorado a alguien, afortunadamente, los artistas no han perdido el candor”.
 
Si vemos esta obra en particular que he escogido refleja una escena campestre, un campo de flores de diversos colores que va siendo recogida por mujeres y hombres en sus cestas, no se ven rostros en ninguna de ellas pero si hay un delicado detalle en cada una de las flores.
 
A mi en particular me maravilla este mundo singular en donde podemos jugar con los colores aislándonos de la realidad, dejando fluir la imaginación, así es como podemos encontrar paisajes que quizás solamente encontremos en nuestros particulares sueños: cielos amarillos, tierras azules, mariposas gigantes o lunas sembradas de flores...
 
El mundo naif tiene esa singularidad, que manos adultas nos regalen imágenes, que prácticamente solo un niño con su inocencia e ingenuidad puede ver en el más maravilloso de sus sueños.

Karyn Huberman (Katyta) 2011

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