Collage: Karyn Huberman
Hay mañanas que no deberían
amanecer nunca
y es que la luz atesorada
por las hojas
duermen en la memoria
de un ayer ya muerto
...y duele.
Hay amaneceres
que se me echan encima
como perros furiosos
y un gris galgo de frío
se afana en mis huesos
con furia roedora
...y duele.
Hay auroras que semejan
remotas estancias en penumbra,
pobladas sólo por suspiros
que la soledad
arremolina o barre
...y duele.
|
Me resulta de muy buen gusto, amiga.
ResponderEliminarBeso
Muchas gracias José. Besos amigo.
ResponderEliminarEl centón te quedó divinamente bien. Has creado un poema completo, sentido, muy del agrado seguramente de Ángel González si hubiera tenido la suerte de leerlo.
ResponderEliminarUna brazo, Karyn, feliz tarde.
Mil gracias por comentar después de tanto tiempo, tengo esto medio olvidado. Besos
ResponderEliminar