VIII
CÓMO ESCRIBIR
La mente se vacía,
el pensamiento queda en blanco,
el abatimiento cubre
todas las interrogaciones
del momento y las anula.
Celajes punzantes,
en el ánimo.
Ízan, aparentemente sereno,
algo afiebrado, duerme.
Cómo y qué escribir
en este estado de biónica
sensación y fuertes desánimos.
Y, sin embargo,
¡cuánto por decir y desahogar,
cuántas palabras por descubrir
-horizontes del desierto-
para poder reflejar
una situación que parece
-nauta errante-
írseme de las manos!
Tú estás,
hijo del corazón,
como si no te hallaras
al lado; tu presencia se esfuma,
tras el nocturno instante,
entre aletargados desvelos
y profundos vacíos.
Luego, nada;
nada de nada;
larga, anodina noche,
horas de tremenda nada.
Y aún así,
entre estrellas y planetas,
irradiaciones siderales
-Venus duerme al lado-,
flotas en los lagos relucientes
-abstracciones, pensamientos-,
de todas mis más nobles
e íntimas consideraciones.
Teo Revilla Bravo.
Valle Hebrón, Barcelona. 20.-12.-2011.