lunes, 23 de mayo de 2011

"COLLAGE IX. Antonio Gamoneda.

Autor del collage: Karyn Huberman

Este collage está realizado a petición de Juan Antonio Pellicer y para mi ha sido todo un placer realizarlo y disfrutar de los poemas de Antonio Gamoneda.
Los versos han sido extraídos del libro "Edad" que cubre su poesía desde  1947 hasta 1986.  La edición es de 1987.

Sin remedio, el abismo asoma
en la mirada, en el hueco
de mis manos hay caminos de amargura.
Caballos de insomnio galopan en mi frente
mientras la soledad entera se desnuda
en mis ojos más allá de las ramas invisibles.
Siglos de sombra se elevaron, es como si el dolor
se apretase en la herida; el tiempo sonara
a tensa oscuridad, a mundo lento, a tierra
deshabitada de pájaros en donde también,
crece la lentitud del río.
Oh corazón que ves en toda oscuridad
¿qué hago con las ganas locas de ser agua
en la sed, sed en la fuente?
Recuerdo lo hermoso de ir por las calles
y escuchar mis pasos, sentía entonces crecer
mi corazón, moverse la tierra, descender el río.
La noche era dulce como una leche silenciosa,
pero todo se pierde en el espacio puro
como en las telas de mi corazón, hasta sumergir
mi cuerpo en aguas que no palpitan.
Oigo silbar a la vejez, comprendo la voz
sin esperanza, están en mí con el valor de una llaga
creciendo sobre los pastos invernales
cual sombra y abismo.
Ante mis ojos, la Puerta del Perdón
está cerrada. Soy el que ya comienza
a no existir y que solloza todavía.
¿Qué día es éste que no acaba?

Karyn Huberman 2011

miércoles, 4 de mayo de 2011

COLLAGE DE POESÍA VIII. Acercándonos a Mª. Victoria Atencia.



Por las sienes del alba, la alondra primera 
teje la frágil trama de la desesperanza.
Bajo una piedra escondo mis miedos,
mis sombras y gozos, 
mi memoria y mi olvido.
Recógete alma mía.
Soy el vacío ya.  Ni una voz me sostiene,
la fría sangre del jazmín me atraviesa
para tornar en trizas la corteza del viento
que en su puño me ahoga.
Dejamos el cereal crecido, las palabras
a medias y el agua derramándose;
el reloj ha perdido sus agujas, todo
es melancolía; el árbol de las venas bajo
mi piel se pudre y, en la escalera,
soy lo que su oquedad misma 
no puede revelarme.
Cuando todo se aquieta en el silencio,
mansamente la tarde se va de la ventana
y mi corazón descansa, ajeno a las dolientes
rosas rotas en un rincón del cuarto.

Versos extraídos de "Antología poética" de María Victoria Atencia.  Edición de 1990.